jueves, 7 de octubre de 2010

No quiero que te vayas

Ochenta y dos días de lluvia bajo el Sol,
mil silencios mal contados,
una sola estrella,
mañana quizás signifique Adiós.

Desayuno con diamantes,
ojos puros sin pulir,
basta que me digas “te quiero”
para que yo me pierda y diga “sí”

Me perderé en tu ausencia,
en los tumultos del ir y venir;
me encontraré en cada recuerdo,
en las esquinas que me den algo de ti.

Y flotaré, flotaré en los días de lluvia,
contando las hojas secas que traiga el otoño,
el otoño que la primavera no dejó existir,
el de los días cortos y las noches eternas,
el otoño con el que aún debo aprender a vivir.


A. B.

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