sábado, 31 de octubre de 2009

Cabalgar errático

Mar y tierra,
fuego y sed;
sombras dibujando mundos
sobre una pared.

Grises varios,
brillo y cruz;
sobre tinieblas
intensa luz.

Escalera al cielo y subida;
peldaño maltrecho
y caída:
el ser humano no tiene techo.

Fluyen ríos de vida
y allá van las almas perdidas,
buscando lo prometido,
llorando lo perdido.

Dónde quedarán
los silencios,
dónde se perderán
las ausencias…

Nos persigue la muerte
en desigual carrera,
ella con certeza en la tarea
y yo
con cabalgar errático:
nostálgico de ayer,
soñador de mañanas.
Una y mil veces nacer,
mil, y una vez: morir.


A. B.

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