jueves, 22 de abril de 2010

Cerebro Cítrico: con C de Vitamina

Tengo un cerebro cítrico que gotea cada segundo. A ratos, la realidad viene a saciar su sed. Bebe a borbotones, y por cojones, traga hasta llegar al vómito. El problema no está en la pulpa sino en la cáscara, la que atrapa y agoniza, la que ahoga los impulsos. A veces es de goma, y otras, tan rígida como el acero. Pero es ahí dónde reside la condición del ser que evoluciona, limón o naranja, naranja o amarillo, todos de igual a igual tenemos pulpa. Y no sé qué será, si la sociedad o la condición humana, pero saludo cada mañana, tarde o noche, a una extraña silueta con forma de exprimidor. Nos exprimen como individuos, como trabajadores, como amigos… todos quieren sacar lo mejor del otro. Y mientras busquemos sacar lo mejor del otro y no lo mejor de nosotros mismos, avanzaremos a la nada. Una nada repleta de mierda pegajosa y maloliente cagada por culos hipócritas que se complican la vida obsesionados en conseguir esa felicidad llamada éxito. Éxito cimentado en arenas movedizas y cadáveres de personas valiosas. Éxito que nutre a todas esas lenguas que lamen culos y a todas esas personas que son hijo de o amigo de. Pero claro, esa es la vida, la de tantos, la tuya y la mía, pero no la de algunos. Otros eligieron porque fueron valientes. Otros quizás no ocupen cargos importantes, pero se encargarán de ser importantes dentro del espacio que ocupan. Por eso sigo luchando, porque las cosas se crean para ser cambiadas, para mejorarlas, para perfeccionarlas. Porque realmente somos, hasta un instante antes de la muerte, el más perfecto de los prototipos. Corregir y mejorar, elegir y decidir, y sobre todo, solucionar...
Para mí, eso es vivir.

l u i s c a

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