jueves, 8 de abril de 2010

No hay salida

Llevo años escalando el mismo muro de fría roca, aferrándome a cada recodo helado... sorteando los sinsabores de la dulce soledad de que hablan los textos antiguos; esos que ya nadie lee.

Tropecé con todos los escollos que encontré en el mapa, por buscar en cada tropiezo un sentido al anterior… Resultó no haber sentido alguno. Tan sólo es eso: tropezar.

Hay una ventana que siempre mira al mundo; lo dibuja tan lejano… A menudo me sorprendo al verme acodado en el borde, observando el absurdo caminar de las horas. Atiendo al ingenuo sonreír de la infancia y a la decepción oscura que dibuja la tez anciana. No pocas veces me crucé con sus miradas. “Intenté avisaros…”, les digo.

Una mañana, al despertar, creí seguir soñando al asomarme de nuevo: el vacío había devastado las calles y barrido las aceras y borrado cuantos hombres caminaban sobre ellas. Grité tan alto que varias cuerdas saltaron en el aire. Enmudecí y el grito se apagó de golpe. Mientras el eco de mi voz se alejaba, traté de memorizar su melódico fluir. Ahora casi no la recuerdo, aunque seguro sonaba bien.

Tantos albores en medio de nada, de nadie, que acabé por cancelar el mundo. Corté con furia aquel manantial de luz y me hice jurar que nunca había existido ventana alguna por la que mirar.

Me despido del sueño y contemplo cada mañana un espejo que sólo abarca mi rostro. Los hombres que ayer caminaban, reducidos hoy a un solo caminar. Pisadas huecas que olvidaron hace ya tiempo a qué suena su voz. El cruento silencio extendiendo su mano por doquier.

No hubo otras mañanas. Jamás volví a despertar. Me dejé envolver por los trazos oscuros de una pesadilla que prometió no dejarme escapar. Me confió que vendría pronto, que la espera terminaba y el silencio se libraría de mi molesto ruido.

Ya se acerca. Repiquetean sus dedos en la espesa bruma. Sólo un susurro. Pasos que crujen con cada latido. La sangre palpita; furibunda anhela salir del cuerpo. No hay salida.

2 comentarios:

  1. Joven Alv...
    Me apena que el caminar de las horas resulte absurdo para ti. Si fuese esto por tu tendencia apocalíptica, y por tu búsqueda de estilo... poco que decir. Sólo espero que no sea tu creencia verdadera, porque entonces tendrá que volver nuestra vieja amiga, esa que siempre va de verde... y sacar a las almas perdidas de los bosques de cenizas.
    Ánimo, y recuerda... de alguna manera todos somos aquel niño... todos somos fuego.

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  2. Desde luego que no hay salida. No creo que pueda salir ya de tu blog. Eso que tú haces, sea lo que sea lo que realmente encierran esas líneas, es escribir. Escribir de verdad. No se que mas podría decir yo.

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