martes, 13 de julio de 2010

Una niña pasó a mi lado…

...

El día amaneció radiante. El tejado azul se iluminó con tenues pinceladas de sol que atravesaban la tierra y se perdían más abajo. En los labios del mundo pude leer una sonrisa, un beso y un “te quiero”. ¡Qué importaba el mañana si el mundo rebosaba entonces tanta luz! Debían enterrarse los pesares del ayer. Habíamos de volar alto; libres por fin de unas cadenas forjadas al abrigo de innumerables engaños. Sin embargo, ocurrió. Apenas si la vimos llegar. Cuando reaccionamos ya era demasiado tarde.
' · . . . . El cielo se vistió de negro, doliéndose en sus entrañas. La sangre brotó en nubarrones de ceniza. Sopló el viento, que avivó las llamas. De súbito, surgió la figura de una serpiente sin cabeza que articulaba, en su lugar, la mano de una mujer… balanceándose con melódico compás por entre la espesura gris. Un instante después, descendía furibunda hacia una muchedumbre sumida en lágrimas. Pobres hombres; inmóviles, sin salida. Esperando una señal del cielo que les condene por fin a no padecer más. La criatura no vaciló. Sus dedos deshicieron por entero las sonrisas, desnudaron cada beso para verlo morir de frío, y separaron para siempre a aquellos que vivían en un frágil “te quiero”.

…Todo fue un sueño y, sin embargo, juro que fue real.

La Vida es una joven consentida que disfruta con un juego que apenas conoce. Alguien debió darle las instrucciones equivocadas, o, sencillamente, jamás hubo regla alguna. Todo: los instantes en que huimos, las palabras que no supimos escoger bien, los silencios incómodos, y otros tantos desastres humanos, obedecen ciegamente al obsceno guiar de una mente fría, arraigada en los insensibles y deshumanizados páramos del infinito.

Ofrece a una niña un vestido nuevo y florecerá una princesa. Regálale el cuidado de los hombres y se creerá Dios.

Me duele saberme tan vacío, tan inútil y cobarde. Grito para no oírme por dentro. Hace mucho que perdí la palabra, mi palabra… Ahora hablo en nombre de otros. Cada día que pasa, parece más claro que camino por un sendero de ilusiones que me pierde sin remedio. Por el día espero agachado a que llegue la noche. Entonces, me castigo recordando el pasado, mientras suena la marcha fúnebre que alguien compuso para mí.

El niño observa desde la esquina cómo un anciano intenta cruzar la calle. De un salto, corre en su ayuda viendo los torpes gestos de aquel fosilizado espectro... Al llegar junto a él, se detiene y espera. Lo hará por siempre: el hombre ha muerto.

Ella puede ver… contempla todo y a todos. El resto vaga a oscuras por un terreno asesino que jamás oyó hablar del hogar. Como una niña, acaricia cada figura con delicado gesto. Desconoce por qué le fascinan esos ojos tan brillantes… tan vivos. Como una princesa, decide someterlos y los obliga a obedecer. Como un dios, resuelve acabar con un estúpido juguete que se pudre por desuso. Inventa el Tiempo, y deja que las horas eleven la agonía de los hombres hasta hacerles perder la razón.

Una niña pasó a mi lado y me pidió un vestido nuevo. Apenas si me detuve a escucharla… Seguí caminando y, a cada paso, se fue desvaneciendo el eco de su llanto.

3 comentarios:

  1. En dos palabras: IM-PRESIONANTE.
    Lo más grande que se ha escrito en este humilde blog!! Grande, Billy Jean, GRANDE!

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  2. Necesito un remedio para quitarme estos pelos de punta que tengo después de leer tu relato. auténtico y brutal. conmovedor y tan cierto a veces como tan pesimista en otras. eres grande tío. ochentaynueve está en el camino...

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  3. mágicas palabras, dignas de este blog.

    Aquí os dejo algo de crítica social, por si a alguien le interesa el pesar de un pobre perturbado

    http://granoenelano.blogspot.com/

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